Es fundamentalmente imposible[1] almacenar una "representación matemática" de una huella dactilar en una forma que cumpla los dos siguientes criterios: (a) seguridad y (b) reconicimiento "heurístico" de huellas dactilares.
La razón es muy sencilla: para que el almacenamiento sea seguro, las huellas dactilares no tienen que estar cifradas con la clave privada de nadie, porque eso significa que quien posea la clave privada puede utilizarla para descifrar la huella dactilar. La única forma que conocemos para almacenar información de una forma segura y que nos permita verificar la identidad es con funciones "one way."
Estas funciones aceptan un bloque de datos y lo convierten en una "firma digital", que es única[2] y sirve para verificar que ese bloque de datos es, efectivamente, la contraseña (o en este caso, la huella dactilar). Todos utilizamos funciones one-way cada día: cualquier servicio con un poco de amor propio (y que cumpla con las leyes de protección de datos) cifra las contraseñas con una de estas