18º Última semilla, 4E 201
Al final ya me he armado de valor y he decidido salir por mi cuenta. He recogido todo lo necesario y he afilado bien mi espada y reforzado el arco. Nunca se sabe cuando puede hacer falta.
Primero me he dedicado a cazar un poco por la zona, para aprovisionarme mejor. Durante la caza, me he topado con unas ruinas cerca del campamento. Me sorprende que nadie me haya dicho nada o que no hayamos montado una expedición para explorarlas y recuperar todo lo de valor que hubiese... mas de lo mismo.Nunca hacen nada, salvo seguir alguna orden que nos llega. Pues nada, así que decidí entrar y explorar.
Nada mas entrar a las ruinas, me encontré con un "aventurero" que tenia miedo de las arañas. ¡Ja! En cuanto me dio la espalda para irse, decidí que semejante cobarde no merecía salir de ahí, y lo maté con bastante facilidad. Ahora tengo su oro.
Al explorar las ruinas, descubrí que algún mago las había reclamado y estaba haciendo experimentos con las arañas. Encantando las para que usasen hechizos de forma natural. Al final tuve que luchar con el mago. Primero le lancé unas flechas a escondidas para debilitar lo, y luego tuve que rematarlo cuerpo a cuerpo mientras intentaba usar la magia contra mi. Después, me encontré un par de arañas gigantes que también estaban encantadas. Decidí que no era prudente luchar a escudo y espada contra ellas, y que seria mejor lanzar les flechas desde la distancia. El resultado final de mi incursión, fúe conseguir algunas pociones y un poco de oro.
Después de salir, decidí ir en dirección a Markarth. No creí que los guardias me dejasen entrar, pero con un poco de suerte, podría acercarme lo suficiente para robar un caballo. Por el camino, encontré unas ruinas Dwemer, que tal vez mas adelante decida explorar.
Nada mas llegar a la granja y haber vendido unas patatas a uno de los granjeros, una guardia intento atacarme sin media palabra. La lucha fué dificil e igualada, pero conseguí imponerme. Al intentar acercarme a las caballerizas, vi que había mas guardias, así que decidí alejarme del lugar.
Después de pensar un rato, decidí que lo mejor sería salir de la región, ya que tienen puesto precio a mi cabeza, y seria bastante difícil vender las cosas con las que cargo. Así que encaré dirección noreste, con la esperanza de llegar a Morthal o Soledad. Durante el camino, encontré una aldea con una mina, donde unos mercenarios pagados por los Sangreargenta, tienen parada la mina. Hablando con el dueño, me ha prometido una recompensa si consigo "convencer" a los mercenarios para que dejen la mina. Lo mercenarios supuestamente están para proteger la mina de los renegados. Si querían lucha contra renegados, van a tener lo que querían... cuando vuelva de vender.
Pernocté en una cueva cerca de un pequeño lago. Ahí descubrí el campamento de un aventurero muerto, del que tomé sus cosas. Al fin al cabo, el no va a usarlas ya. Mas adelante, exploraré esta cueva.
19º Última semilla, 4E 201
Al final, alcancé la ciudad de Soledad. En la entrada, me encontré con una carava de khajiitas, con los que comercié un poco y me enseñaron algunos trucos con las gamuzas. Luego procedí a entrar a la ciudad. Da gusto poder pasear sin tener que esconder el rostro o estar en guardia por si algún guardia decide detenerte. Observe una ejecución y me llegaron noticias de que hay una guerra civil. ¿Por qué nadie informa de estas cosas en el campamento?. Aproveché para comprar algo mas de víveres. También me encontré con un argoniano, que me planteo un plan para hacernos con un botín de un barco, si apagaba las luces de un faro. Dinero fácil, y al parecer los marineros no resultaran heridos, así que acepte participar.
Llegar al faro y apagar la llama, es sumamente facil. Incluso me tome el lujo de entrar en la cabina del farero sin que diese cuenta. Luego me diriji al punto de encuentro, en los muelles, con el argoniano. Me dio las indicaciones para encontrar a su hermana y el sitio donde estará encallado el barco.
A llegar al sitio, ya casí de noche, me encuentro con varios de sus secuaces. Algo no me huele bien... y no me refiero a los cadaveres de los tripulantes muertos.
Al final, era una trampa. Pretendian quitarme de en medio y quedarse todo el botín. Pero no se esperaban que mi espada fuese mas rápida y certera que las suyas. Al registrar el cadaver de la argoniana, encontré las indicaciones de donde tienen el botín. El proximo día me dirijire hacia su guarida a recuperar lo que es mio.
20º Última semilla, 4E 201
Despues de acampar en frente de unas ruinas (quizas no sea la mejor idea), sali hacia su guarida. Tuve que atravesar los pantanos de Morthal y pasar por los puertos de Soledad, para poder encaminarme a la costa al norte de Soledad. Su guarida, parece que era una cuenva usada como puerto por contrabandistas. La entrada se derrumbó y ahora solo hay un angosto pasadizo de entrada. Una vez dentro, fuí liquidando a sus hombres de forma métodica y silenciosa. Solamente tuve problemas cuando me sorprendió el capitan y varios de sus hombres a la vez. Casí no salgo viva de ese combate. Decidí pasar la noche alli, para descansar despues del viaje y los combates.
21º Última semilla, 4E 201
Ya respuesto fuerzas y habiendo recogido todo lo de valor que he encontrado, volví a Soledad a vender mi botín. Saqué una buena cantidad de oro y aproveché para hacer unas mejoras a mi armadura y vestimenta. Esperó que me proteja mejor del frio... tan al norte hace demasiado frio para el tipo de armadura que usamos en la cuenca. Antes de salir de la ciudad, pase a la taberna a tomar algo para el viaje. Alli me enteŕe que los imperiales andan haciendo algo en Helgen... Probalblemente le haga una visita, a ver que traman. Pero antes, decidí volver al poblado de Valdio de Karth, y convencer a los mercenarios que se marchen. Al salir, robé un caballo de los establos. Creo que no me vieron, pero escuché a alguien dar la alarma.
Con el caballo, llegue relativamente rápido al Valdio. Entre discretamente a la mina y me dirijí a hablar con su lider. Por desgracia para ellos, no decidieron antender a razoces, así que los paśe por la espada. Asunto solucionado. Aproveché para recoger plata de la mina. Siempre se puede vender a buen precio. Una vez, cobrado la recompensa, me dispuse a acampar, pero antes de que diese cuenta, apreció otro cazarempesas dispuesto a llevarse mi cabeza. Despues de un arduo combate, su cabeza acabó rodando por el suelo.
22º Última semilla, 4E 201
Me dispuse a partir hacia Helgen, para espiar. Durante el camino, tuve algun encuentro con bandidos e incluso vi una refirega entre imperiales y campas de la tormenta, en la cual intervine para matar ambos contendientes y quedarme con sus cosas de valor. Durante el camino, pude robarle el caballo a un cazador distraido. Eso me ahorro bastante el viaje.
Al llegar a las puertas de Helgen, vi algo increible. Un gruñido como nunca habia escuchado antes y entonces lo vi pasar por encima mia, dirección valle abajo. !Un dragón¡ Pensaba que era un cuento para asustar a los niños... ¡Pero lo vi! Al entrar en las ruinas de lo que era Helgen, encontré un cadaver carbonizado donde pude encontrar un diario que milagrosamente no se habia quemado. En el relataba como se habian refugiado los supervivientes, en una cueva debajo de la fortaleza, y que hay una salida escondida en la ladera. Me dispuse a buscar dicha cueva. Con un poco de suerte, igual me recompensan por ayudarles.
En la cueva, encontrñe a un imperial herido de gravedad que me pidió una poción y que le acompañase a Cauce Boscoso a dar a la alarma. Ya una vez alli, me pidieron que si podia ir a Carerca Blanca a avisar al Jarl... a lo cual acepté pensando en que me recompensarian. Antes de partir, decidí pasar al puesto comercial de la zona a vender parte de la plata de la mina. Alli, el dueño me ofrecio bastante oro por recuperar una figura de oro en forma de garra que le habian robado la noche anterior. Me dió indicaciones de hacia donde tenia que ir, unas antiguas ruinas en la montaña.
Al llegar a Carreca Blanca, no tuve problemas en pasar al decir que traia noticias de lo acontecido en Helgen. Incluso me hicieron hablar con el Jarl, que me recompensó. Tambien me pidió ayuda, y me presentó al mago de la corte que me encomendó una misión... justamente a las mismas ruinas donde me pedió el mercader ir a recuperar la figura de oro. ¡Dos pajaros por el precio de uno! Tambien aproveché para aprender el arte de encantar armas y armaduras del mago, algo que espero que me sea util, despues de ver lo problematico que era la espada congelante del ultimo cazarecompesas que me atacó.
Como ya se hacia de noche, decidí descansar en la taberna de la ciudad. Creo que nunca habia dormido en una cama tan comoda en mi vida.
23º Última semilla, 4E 201
Despues de levantarme y desayunar, me dirijí hacia las ruinas de las Cataratas Lúgubres. Por el camino me asltaron un par de nigromatnes y tuve varios encuentros con animales peligrosos, que despache con cierta solutura. Al llegar a las ruinas, encontre a parte de los bandidos de los que me habló el comerciante de Cauce Boscoso. Despues de algunos problemas con el arco, consegui erradicar a los que guarnecian la entrada a las ruinas.
Ya una vez dentro, encontré al bandido que tenia la garra de oro, atrapado en una telañara y pidiendome auxilio. El pobre no sabia que venia a por su cabeza. El pobre diablo intento engañarme y huir en cuanto lo libere, cosa que me esperaba... ya que le iba a usar de carnaza para las trampas que hubiese mas adelante. Obviamente no llego muy lejos. Al registrar su cuerpo encontre la garra y su diario. En el diario, menciona que la garra es la clave para encontrar un "gran poder" en estas ruinas... No se a que se referirá.
Poco despues, me encontré con varios draughrs, que fuí meticulosamente matando (si se puede matar a algo no muerto) gracias a mi sigilo. Despues de superar algunas trampas y los draughrs, llegue a una gran sala escavada en la roca natural. Alli, encontré un peuqeño botin y unas runas que nunca habia visto en una gran pared lisa. Al acercarme, empece a escuchar como voces que me llamaban, y notaba como se me nublava la vista. Finalmente todo paró cuando note que algo que habia en la paréd, ahora estaba en mi... No se explicarlo, fué muy extraño. Antes de que pudiese recuperarme, un poderoso draughr desperto de un sarcofago detras mia. Despues de una ardo combate, consegui matarlo. Al exam,inar sus restos, encontré la tablilla a por la que me habian enviado. Luego salie por una entrada secreta de las ruinas, que dan acceso a esta cueva.
Al salir, ya de noche, me diriji al proximo Cauce Boscoso para guarecerme. Una vez alli, me escurri en la tienda del mercader, para tomar algunas cosas de valor. Algo que conseguí de forma totalmente existosa. Por desgracia, la posada estaba cerrada, al no estar la posadera. Así que acampé en las afueras de la aldea.
24º Última semilla, 4E 201
Antes de partir a Carrera Blanca, volvi a visitar al mercader para devolverle su garra de oro y que me pagase. No fué mucho, pero entre eso y lo que le robé por la noche, mereció la pena la visita.
Ya en Carreca Blanca, fuí directamente a ver al mago de la corte para darle su tablilla y que me pagase. Le encontré hablando con otra figura encapuchada sobre los dragones. Al parecer, dicha persona era quien le habia indicado donde encontrar la tablilla que traia yo. Según estabamos hablando, apareció uno de los hombres del Jarl dando la alarma de que un dragón estaba atacando un puesto cercano. Me diriji con el mago a hablar con el Jarl, el cual me recompenso y me pidio que acompañase a su edecan y a varios hombres para lidiar con el dragón. No me negue, ya que me esperaba una buena recompensa y en el peor de los casos, saldria huyendo.
Cuando llegamos al puesto, estaba medio derruido y con marcas de haber sido atacado con fuego... similar a lo del Helgen. Segun estabamos examinando en busca de supervivientes, el dragón volvió. Como era de esperar, el dragón mato a bastantes de los hombres, pero nuestras flechas le hicieron mella y le forzaron a tomar tierra. Una vez en el suelo, le sorprendí y lo rematé, atacnado varias veces su cabeza con mi espada. Cuando ya estaba recuperando el aliento, algo extraó pasó. El dragón empezó a brillar y su carne se descompuso de forma instantanea.. Mientras eso pasaba, salió algo de él y entró en mi. Los soldados supervivientes, empezaron a llamarme Sangre de Dragón, y mencionando que habia absorvido el alma del dragón. Según estanva diciendo eso, sentí el impulso de gritar.. pero gritar algo en una lengua que nunca habia hablado. Al gritar, mi voz sonó mucho mas potente de lo normal y empujo al esqueleto del draón y parte de los soldados.
Según volvia a Carrera Blanca para tomar mi recompensa, escuche un trueno y una voces sonar en la distancia. Gritaban "Dovakhin", y tuve una sensación que era hacia mi. Ya una vez con el Jarl, y contado el relato de lo sucedido, me explicaron que esas voces y trueno, eran los Barbas Grises llamandome desde la montaña, y que debia de ir a su invitación. Tal vez mas adelante... Me ofreciron tener un edecan a mi servicio y la posibilidad de comprar una vivienda en Carrera Blanca. ¡Increible! ¿Quién iba a decir que me iban a ofrecer esto a mí? ¿Si supiesen de mi origen, seguirian tratandome así ?
Como ya se estava haciendo de noche, decidí pasar la noche en la posada otra vez. Mañana probablemente miraré el tablon de la taberna,a ver si veo algo interesante... Sangre de dragón... ¡Ja!
25º Última semilla, 4E 201
Despues de lo ocurrido ayer, hoy me dedique a cosas mas mundanas. Cuando iba a mirar en el tablon de noticias, me topé con un nordico en la taberna, que me pidio si podia ir a recuperar la espada de su padre de unos bandidos. Al salir, con lo que habia vendido esa mañana, ya por fin podia comprar un caballo. Con lo que fúi a los establos y compre una llegua de buen aspecto. La monté y fui a hacia donde me dijo el nordico.
Lidiar con los bandidos que tenian la espda fue bastante facil. Sin mebargo, me sorpedión lo distinto que es tener tu propio caballo, respecto a robar uno. Ya no solo es que no huya cuando lo desmonto, si no que puedo llamarlo y me es completamente docil. Ahora siento que puedo ir a cual quier sitio.
26º Última semilla, 4E 201
Hoy encontre una recompensa por unos bandidos en unos parajes cercanos a Carreca Blanca, así que monter a mi llegua y fuí al sitio indicado. Los bandidos se habian refugiado en una antigua mian de hierro y la ultikizaban de base de operaciones y para la caza de mamuts. La mayor parte no me dio problemas, salvo su jefe y sus dos lugar tennientes. Al final me impuse gracias al uso de ataques furtivos, venenos y mi habilidad con la espada. Ya de vuelta en Carrera Blanca, aproveche para mejorar mis habilidades con la herreria y los encantamientos. Incluso aprendí un hechizo muy utils para poder cargar yo misma las piedras de alma.
27º Última semilla, 4E 201
Esta vez, decidí encaminarme a Falkreath, para atender la petición de su Jarl. El viaje transcurio bastante bien, salvo por un tropiezo con una banda de banidos en uno de los cruces. Al llegar Falkreath, me dirigi directamente a la casa del Jarl. Resulta que el Jarl es bastante joven y obviamente petulante. Probablmente nunca haya hechop nada por si mismo. Ya me gustaria verle teniendo que intentar sobrevivir en plena cuenca... Resulta que de alguan forma habia oida hablar de mi, y queria solicitar mis servicios para despachar una banda de bandidos que habian trabajado para él. Dinero por matar a nordicos... que mas puedo pedir. Así que acepté y despues de vender algunas cosas y hablar con el herrero local me preparé para partir.
Según terminaba de hablar con el herrero, me pidio que si podria traerle un perro que habia en las afueras, me lo recompensaria. Trabajo facil pensé. Pues según salgo de la ciudad, el perro se me apareció en mitad del camino, ¡y para mi sorpresa me habló! Al final, resultó ser que no era un perro normal, si no un daedra. Me pidió que fuese a un sitio para hablar con principe daedra Clavicus Vile y resolver uan disputa entre ambos. Me lo plantearé mas adelante. Espero que la recompensa que me promete merzca la pena.
Cuando por fín llegue a las cercanias donde estaban los bandidos, me emboscaron unos Thalmor. Por lo visto habian puesto precio a mi cabeza, no se bien por que, ya que nunca habia tenido tratos con ellos. Despues de un arduo combate, me quede con todo lo que tenian de valor. Incluido una buena armadura, que despues de hacerle unos arreglos, espero acabar usandola. El asalto al campamento de los bandidos, me fué algo mas problematico de los esperado. Para empezar, me vieron cuando subia la colina, con lo que el factor sorpresa se fué al traste. Y ya una vez erradicado a los guardas, me voliveron a sorprender dentro del campamento. Pero eso no fué lo peor. Ya dentro, el combate con el jefe de los bandidos fué uno de los mas dificiles que he tenido. Estuvo a punto de matarme unas cuantas veces. Pero al final conseguí imponerme. La vuelta a Falkreath ocurrio sin ninguna novedad notable. Cobre la recompensa, y al parecer, le caí en gracia al Jarl. Antes de acostarme en la posada, decidí probar suerte a vaciar unos cuantos bolsillos. La suerte no me sonrio y me pillaron infraganti. Por suerte, basto con pagar una multa y me fuí a dormir en la habitación que alquilé en la posada.
28º Última semilla, 4E 201
Similar al anterior día, me preparé para el viaje a la peña de Garganta Partida para ver cual era ese "poder" escondido que me aguarda.
Al llegar allí, descubrí que era un refugio de nigromantes. Así que fuí sorteando sus trampoas y pasando por el cuchillo metodicamente a sus habitantes. Ya bien adentró de la cueva, habia unas ruinas nordicas y allí encontré otro muro con esas extrañas runas. Y volvió a pasar lo mismo que la otra vez. Pero aun no siento capaz de gritar esta nueva "palabra" o lo que sea. ¿Quizas necesite matar a otro dragón para poder hacerlo ? Para rematar el viaje, al registrar los cofres en las ruinas, encontré un extraño artefacto. Al cogerlo, me hablo otro principe daedra, Meridia. Ella me ordeno llevar su luz a un templo suyo profanado por nigromantes. Desde luego, no me lo pidio amablemente. Me temo que tendre que hacerlo, ya que no me conviene provocar a un daedra innecesariamente.
