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@martincooper
Created October 20, 2021 05:45
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Mi queridísima Jacinta,
Ha sido capaz usted, con sus sencillas y bonitas cartas, de emocionar a este hombre y hacerle sentir como si estuviera flotando sobre las nubes. ¿Sabía usted que tiene una belleza tremenda, una sonrisa pura y deliciosa que podría derretir a cualquier hombre? Le doy mil gracias y aún más por permitirme soñar con usted. ¿Cómo es posible sentir estas cosas, con tan poco que nos conocemos pero con una conexión tan fuerte ya? ¿Ya sabe bien hasta qué profundidad me ha cautivado? Ojos que me atrapan en su mirada, una sonrisa que me llena el alma entera con felicidad y bien estar. ¿Se ha dado cuenta usted que me tiene ya rendido a sus pies?
¿Me pregunto cómo un hombre como yo, humilde y sencillo en sus pensamientos, sin riquezas ni fama, puede tener la suerte de haber capturado la atención de una mujer tan bella y estimada? La vida me arrastra con bruteza, mis momentos de felicidad no duran apenas tiempo sin que el destino me los quite. Ahora encuentro en mi camino una joya, algo que brilla con una luz cegadora. ¿Usted me cree cuando le digo que tengo miedo de recogerla, por si acaso a quien pertenece vuelva para quitármela enseguida? Miro alrededor sin capacidad de imaginar que tuviera yo la suerte de verla. Quiero sacarla del barro, limpiarla, abrillantarla hasta que sea como nueva. Quiero ponerla con mucho cuidado en mi bolsillo de la chaqueta para que quede muy cerca de mi corazón, y con cada paseo puedo sentirla golpear con un ritmo suave contra mi pecho para que nunca me olvide de usted. ¿Me dirá usted si ese hombre es codicioso por querer guardarla para él mismo, o le perdonará por sus intenciones puras y honorables?
No puedo mentirle a usted, cuando leo cada carta suya me imagino su presencia aquí conmigo, leyéndome cada frase en persona, de gozar enormemente el ritmo hipnótico de su voz, perderme en los pasillos y por las puertas de sus emociones mientras profundizamos juntos. ¿Le importa a usted que me quede embobado, hechizado con cada palabra suya? ¿Sería descortés si en lugar de contestarle, que me fije en cómo se mueven sus labios, como cada palabra se desliza con tanta belleza desde su boca exquisita? ¿Me perdonará usted si mis intenciones en ese momento son nada más que el deseo inapagable de callarle con un beso, de saborear ese pintalabios, sin que nada más exista entre sus labios y los míos?
Mi amor, no envidie usted mi elegancia al escribir. Mis palabras son sencillas en comparación con todo lo que le necesito expresar. ¿Cómo la escritura, aunque sea bonita, ni siquiera puede describir la velocidad de la sangre en mis venas cuando me envíe usted una sonrisa? ¿Quién ha sido capaz, desde el comienzo del tiempo, de poder capturar adecuadamente con palabras lo que se siente en el estómago como yo siento ahora? Hay muchos que intentan, y seguirán con sus empeños fútiles, pero con lo que usted me ha hecho sentir desde conocerle me he dado cuenta de que no llega ni de cerca a la realidad. ¿Cómo se describe la necesidad por sentir el tacto de su piel contra la mía? ¿En qué idioma se puede expresar al lector con claridad las chispas que se sienten adentro, quitándole el hambre, dejándole con un vacío que nada puede llenar salvo su presencia? Yo ni me atrevo hacerlo, no sería capaz frente tales sentimientos que llevo adentro.
Mi bien, ahora me llaman. Me despido de usted sin querer, sin poder existir sin llevar parte de usted conmigo. Le entrego mi humilde corazón para que lo cuide por favor.
Tuyo,
Martin
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